La Huerta y el Campo de Murcia contienen un patrimonio que merece ser protegido y conservado. Para ello, y como primer paso, la Junta de Gobierno ha aprobado hoy, a propuesta de la Concejalía de Urbanismo, Medio Ambiente y Huerta, el pliego de condiciones que debe regir para elaborar el catálogo de edificios, elementos localizados in situ, yacimientos arqueológicos y unidades de paisaje del patrimonio de Murcia.
Se trata de proteger no solo los edificios más significativos, sino también los elementos localizados in situ relacionados con las actividades de interés en el ámbito de la explotación humana de la huerta y el campo, así como la expresión paisajística de esa forma de vida. La mejor forma de llevar a cabo este proceso es su recopilación e inventario.
El catálogo que actualmente existe es de 2001, pero en él se incluyen las construcciones que presentan un interés histórico, artístico o arqueológico, pero no figuran otros elementos susceptibles de conservación por su carácter etnográfico o por su valor medioambiental o simplemente por tratarse de elementos costumbristas de la vida tradicional del ámbito no urbano.
La forma de vida tradicional de la huerta
El objetivo del inventario que se va a elaborar ahora será exhaustivo y contendrá todos los edificios y elementos patrimoniales localizados in situ susceptibles de ser protegidos de carácter arqueológico, histórico, etnográfico, costumbrista o paisajístico, siempre que supongan un reflejo de las actividades socio-económicas de interés en el ámbito de la huerta y el campo de Murcia. Además se incluirán también las unidades de paisaje como la expresión paisajística de esa forma de vida tradicional, así como los yacimientos arqueológicos y espacios singulares con valor ambiental ligados a estos territorios.
Así, formarán parte del catálogo casas solariegas, casas torres, viviendas de corte tradicional, edificios anexos, palomares, portadas, porches, molinos, almazaras, fábricas, chimeneas, fuentes, balsas, aljibes, acueductos, minas de agua, canalizaciones, puentes y pasos sobre acequias, estructuras significativas de cauces de acequias, puntos significativos de entronque de riego, norias, ceñas, azudes, embalses, cruces de caminos, hornacinas, ermitas, hornos, caleras, canteras, minas, hornos morunos, vallados, relojes de sol, lavaderos y pilas, escudos, placas, etc.
Además, se incluirán aquellos elementos, hitos o espacios singulares de carácter ambiental ligados al desarrollo tradicional de estas zonas, tales como árboles y arboledas, conjuntos arbóreos, sotos y riberas del río Segura, caminos tradicionales miradores, elementos geológicos singulares, etc.
Del mismo modo, se tendrá en cuenta todos aquellos elementos de valor geoecológico y visual que marquen la identidad del paisaje, siempre en relación con el patrimonio histórico cultural, incluyendo viales, parcelario o sistema de producción. Igualmente, el catálogo patrimonial recogerá los yacimientos arqueológicos.
Grados de protección y posibilidades de puesta en valor
Para cada uno de los bienes se elaborará una ficha que recogerá su número de catalogación; denominación; localización; propiedad; uso; tipo de edificio, elemento, yacimiento o unidad de paisaje; grado de protección que deberá establecerse como 1, 2 y 3; estudio histórico o socioeconómico; descripción detallada; componentes; interacción con otros edificios, elementos, yacimientos o unidades de paisaje inventariados; tipos de actuaciones permitidas a realizar; condicionantes de actuación; estado de conservación y diagnóstico; medidas urgentes de actuación; posibilidades de puesta en valor; delimitación de su área inmediata de protección; planimetría y fotografías.
La cumplimentación de las fichas del catálogo requerirá de un exhaustivo trabajo de campo de comprobación de toda la documentación recopilada, así como para incluir otros edificios, elementos localizados in situ, yacimientos o unidades de paisaje no recopilados previamente.
Se tendrá muy en cuenta el estado de conservación de cada uno de los catalogados para realizar su diagnóstico y prever sus posibilidades de puesta en valor o las necesidades urgentes de actuación que puedan requerir.
Una vez finalizado el trabajo de campo, se elaborará una memoria que contenga un estudio histórico de los edificios, elementos localizados in situ, yacimientos arqueológicos y unidades de paisaje, incluyendo la correspondiente documentación gráfica, documental y planimétrica, además de propuestas de actuación y de posibilidades de puesta en valor de ese patrimonio. El plazo para elaborar el inventario será de 5 meses y el precio máximo de licitación asciende a 87.000 euros.