Es difícil encontrar un murciano que no haya pasado alguna vez en la vida por su puerta, quizá sin conocer que se trata de una histórica fábrica de harinas. Tan histórica que, pese a estar cerrada desde hace 40 años, fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y hasta el Ayuntamiento de Murcia aprobó un plan de reforma que jamás se acometió. Se trata de la fábrica de harinas La Constancia, ubicada junto a los Molinos del Río, justo enfrente del Martillo, más allá de la pasarela Miguel Caballero.

Harinas La ConstanciaLa Asociación para la Conservación de la Huerta de Murcia (Huermur), tras un completo estudio del lugar y de su historia, ha presentado ante la Dirección General de Bienes Culturales una denuncia por el «estado de abandono» y la realización de «numerosos orificios para la salida de gases por toda la fachada», sin contar los cables eléctricos, grafitis y pintadas que también la afean.

Un programa ‘abierto por obras’ para la recuperación
Desde Huermur solicitan que se investigue si se ha vulnerado la Ley de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia, que obliga al propietario -el Ayuntamiento- a conservar, custodiar y proteger este tipo de bienes. De entrada, se incumple la obligación de abrir al público el edificio al menos cuatro días al mes, tal y como establece la norma.

La existencia de La Constancia ha pasado hasta ahora desapercibida para muchos desde que cerrara sus puertas en 1975. Salvo algún espléndido trabajo, como el realizado en 1995 por la investigadora Manuela Casanoves en ‘Un ejemplo de la problemática de la arqueología industrial en Murcia: La fábrica de harinas La Constancia’.

Todavía en 1986 se conservaba en perfecto estado su valiosa maquinaria. Fue entonces cuando la visitó el Servicio de Patrimonio Histórico, que se movilizó ante la solicitud de un expediente de ruina. Solo tres días después, la propiedad retiraba las máquinas, que fueron localizadas y devueltas al lugar. Entretanto, la Dirección General de Cultura incoaba expediente para la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) de toda la fábrica.

Toda la estructura, distribuida como un edificio de varias plantas, está sustentada por pilares de hierro fundido que soportan vigas y suelos de pino rojo de Canadá. Para el expediente se aportó un informe de la Asociación Española del Patrimonio Industrial y Obra Pública que concluía que era necesario proteger la maquinaria y el inmueble, considerado como uno de los edificios industriales más bonitos.

La fábrica obtuvo la declaración BIC y se incluyó en el Plan General de Ordenación Urbana de Murcia, por lo que cuenta con una triple protección: nacional, autonómica y municipal. Además, según el expediente, la protección se extendía a un entorno compuesto por varias manzanas de edificios en la calle Martínez del Águila y Conde del Valle.

En mayo de 1991, durante la tramitación del BIC, se realizó un inventario de la maquinaria localizada, que se encontraba entonces depositada «en el almacén propiedad de don José Madrid Pastor, en Balsicas». Entre los bienes había 85 conducciones de subida de cereales de madera de pino rojo de 3,5 metros de largo, 55 de unos dos metros y de la misma madera, 55 cintas transportadoras de cereales de lona con recipiente de hojalata, 7 básculas industriales, cuatro máquinas de moler, 13 rodillos de hierro de esas máquinas y «un motor eléctrico y maderas de distintas clases».

La lista no era ningún secreto. Fue publicada en el Boletín Oficial de la Región (BORM) el 21 de mayo de 1991, el mismo día en que se sometió a información pública el expediente para el BIC. El Ayuntamiento, cuando se hizo con la propiedad, planeó convertirla en museo. El BORM publicó el 7 de junio de 1993 la aprobación del Plan Especial de Reforma Interior, según el acuerdo alcanzado en el Pleno municipal de abril de aquel año. Nunca se ejecutó.

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