La Junta de Gobierno del Ayuntamiento se Murcia ha aprobado aceptar la donación de Clara María Alarcón Ruiz en beneficio del Ayuntamiento de Murcia consistente en una colección de láminas ilustradas de cajas de cerillas datadas en la segunda mitad del siglo XIX para que se depositen, cataloguen y digitalicen en el Archivo Municipal, pasando a formar parte de los fondos del mismo.

Concretamente la colección está compuesta por 2.189 ilustraciones, de las cuales 64 son estampas o cromos. También hay un cuaderno de 36 páginas con 883 estampas pegadas, otras 23 láminas de tamaño folio con 260 estampas y 28 ‘paspartout’ con otras 982.

Parte de esta colección estuvo expuesta en el año 2012 en el Museo de la Ciudad con el título ‘Brillar, arder, perdurar. Una colección ‘ephemera’. Las ilustraciones de muy pequeño tamaño pertenecían al coleccionista Mariano Pérez Bó, un murciano que dedicó su tiempo a conservar unas imágenes nacidas para ser tan efímeras como el producto que acompañaban: cerillas. Esta colección ha pertenecido a esta familia durante cuatro generaciones y generosamente se dona hoy al Ayuntamiento de Murcia para que sea patrimonio de todos los murcianos y disfrutada por los amantes del arte y de la historia reciente de nuestro país.

Las piezas muestran el nacimiento de diversas técnicas de ilustración, así como los devenires políticos y sociales del último cuarto del siglo XIX.

A través de estas litografías también se puede trazar un recorrido a lo largo de la historia fosforera en nuestro país, fábricas que comenzaron a proliferar y que incluso las más importantes como La Fosforera del Carmen llegaron a tener su propio taller litográfico. Las cajitas de cerillas se convirtieron en codiciado objeto de deseo por parte de coleccionistas y estudiosos, dado la belleza y delicadeza con la que se realizaban las ilustraciones decorativas. Gracias a estas estampas se daban a conocer los políticos de la época, las costumbres, la forma de vestir, los paisajes, actrices, actores y jugadores de fútbol, imágenes que perduran hasta hoy gracias a colecciones como esta. En definitiva, se trata de atesorar el arte y la historia en el diminuto, doméstico y efímero espacio de una caja de cerillas.

Por lo que respecta al valor económico que tendría en el mercado esta colección, tras investigar en páginas de venta de antigüedades  y de segunda mano, se calcula que podría tener un valor aproximado de 5.000 euros. 

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