La contaminación del aire urbano cayó en Murcia un 46% entre el 14 de marzo, día en que el Gobierno central declaró el estado de alarma en el territorio nacional, y el 30 de abril, según se desprende de un informe de Ecologistas en Acción.

En concreto, la estación de medición San Basilio, en la que habitualmente se recogen los niveles más elevados de contaminación de todo el municipio, registró en ese periodo una reducción del dióxido de nitrógeno (NO2) del 37%.

La asociación ecologista ha recogido estas cifras en el documento ‘Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España’, elaborado a partir de mediciones oficiales en 26 ciudades.

Este informe concluye que la reducción drástica del tráfico –un 58% en el ámbito nacional– se sigue traduciendo en una mejora sin precedentes de la calidad del aire en las ciudades españolas, muy por debajo de los límites legales y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

La mejora de la calidad del aire está siendo general, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas, al igual que son generales las medidas de limitación de la circulación adoptadas.

Ecologistas en Acción no aprecia diferencias significativas entre las diversas prórrogas del estado de alarma, en las que se han aplicado restricciones de diversa intensidad, si bien la caída de la contaminación ha sido algo superior en el promedio del mes de abril (60%) que en la segunda quincena de marzo (55%).

Por territorios, la organización aprecia una menor reducción de la contaminación en las ciudades de la cornisa cantábrica, debido quizás a factores meteorológicos no bien precisados. En cambio, las ciudades del litoral mediterráneo son las que más han rebajado los niveles de NO2, hasta concentraciones en ocasiones propias de estaciones rurales de fondo.

Así, las mayores reducciones se han producido en Alicante (72%) y Valencia (69%), y las menores en Oviedo (42%) y Zaragoza (45%).

Por su parte, Madrid ha rebajado los niveles de NO2 un 59% y Barcelona un 62%, de promedio, ha explicado la asociación ecologista, que advierte de que las redes de medición de las ciudades son muy dispares, por lo que sus datos no pueden compararse con completo rigor.

El informe apunta además que las precipitaciones y la inestabilidad atmosférica predominantes durante la primavera también han contribuido de manera importante a mejorar la calidad general del aire, con el mes de abril más lluvioso desde que se tienen registros.

Asimismo, las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y el ozono han disminuido de forma notable en la primera mitad de la primavera. La drástica reducción de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), principal contaminante precursor del ozono, puede haber contribuido a esta circunstancia, junto al tiempo inestable y lluvioso.

MANTENER BUENAS PRÁCTICAS DURANTE LA DESESCALADA

Para la desescalada, Ecologistas en Acción propone mantener buenas prácticas como la compra de proximidad, el teletrabajo voluntario y la administración electrónica, rebajar el límite de velocidad en vías urbanas a 30 kilómetros por hora, potenciar la movilidad activa peatonal y ciclista y garantizar el transporte público con una ley de financiación.

Para Ecologistas en Acción, la crisis de la COVID-19 demuestra que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad “son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades, aún teniendo en cuenta la excepcionalidad de la situación extrema que estamos viviendo”.

“En definitiva, esta dramática situación creada por la COVID-19 viene a corroborar que la reducción del tráfico motorizado en las ciudades tiene claros efectos en la disminución de la contaminación, algo que a su vez supone una importante mejora de la salud pública”, ha concluido.

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