Hace poco más de dos semanas, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) emitía una nota de prensa para anunciar que “los principales cauces de la demarcación del Segura han soportado correctamente las lluvias provocadas por la DANA que llegó el martes al territorio de la cuenca”
En aquella ocasión, el organismo de cuenca aseguró que había vigilado los cauces de la cuenca del río y estuvo en contacto con los servicios de emergencias y administraciones competentes. “Los técnicos desplazados por el terreno han podido comprobar cómo los principales cauces de la demarcación han cumplido con su función sin mayores incidencias”, continuaba la información.
El supuesto éxito residía, como también sostuvo la CHS, en que sus téncicos habían trabajado “durante este verano en medio centenar de ramblas repartidas por el territorio de la cuenca del Segura. El objetivo es recuperar la funcionalidad hidráulica, disminuir los factores que alteran el régimen de corrientes y mejorar las condiciones medioambientales del entorno de los cauces y sus usos”.
Esos trabajos consistían fundamentalmente “en la eliminación de masa vegetal invasiva (principalmente la caña Arundo donax), la estabilización y refuerzo de taludes, el refuerzo de márgenes mediante escollera, y la recogida y gestión de residuos sólidos”.
La CHS añadía que “este conjunto de obras es el comienzo de un trabajo que se mantendrá de forma periódica con labores de mantenimiento para conservar y mejorar el estado de los cauces”.
Surgen dudas
Ahora, tras las terribles riadas de la última semana, cabe preguntarse en qué zonas intervinieron y cuáles fueron los trabajos concretos que se llevaron a cabo. Entre otras cosas, porque el propio organismo anunció que las labores realizadas este verano tenían un único objetivo: “Mejorar su respuesta ante episodios tormentosos”. ¿Qué respuesta mejoraron? ¿Por qué no comprobaron los técnicos hace dos semanas la existencia de miles de toneladas de cañas en los cauces?